Colágeno
Los rellenos faciales de las arrugas del rostro se están convirtiendo en uno de los tratamientos estéticos más solicitados del momento. Una revolución en el campo de la belleza que llega de la mano de una nueva generación de productos dermatológicos sin riesgo de alergias y que, implantados bajo la piel, consiguen rellenar las arrugas y surcos, aumentar el volumen de los labios y corregir las pequeñas cicatrices en una o dos sesiones. Y sin tener que alterar nuestra vida normal.
Fáciles y cómodos de implantar, sin la necesidad de someterse a pesadas pruebas alérgicas y con una duración cada vez más prolongada en el tiempo. Estas son algunas de las características de la nueva gama de materiales sintéticos con los que la medicina cosmética aumenta el volumen de los labios, corrige las pequeñas cicatrices del rostro y rellena las arrugas, especialmente en las zonas del rictus y el entrecejo.
Implantada mediante una jeringuilla de aguja muy fina, la infiltración es un método no quirúrgico y prácticamente indoloro, de gran eficacia a la hora de rejuvenecer nuestro aspecto. Ha de ser realizada por un médico, aporta el beneficio de rellenar las arrugas o matizar las imperfecciones , y como complemento luego del Lifting En una o dos sesiones que no superan los veinte minutos las arrugas y cicatrices quedan notablemente mejoradas.
-¿A qué tipo de pacientes recomendaría un implante dermatológico? ¿Son las infiltraciones adecuadas para todo tipo de piel?
-Las infiltraciones se recomiendan no tanto en función del tipo de piel sino de los problemas que queremos corregir. Están indicadas especialmente para el relleno de surcos y arrugas y la corrección de pequeñas cicatrices en la piel del rostro como consecuencia de traumatismos o huellas dejadas por el acné.
-¿Qué tipo de surcos?
-Principalmente se usan para rellenar el surco nasogeniano que va de la nariz a la comisura de los labios, aunque también es útil para tratar algunas arrugas del entrecejo. En el caso de las arrugas horizontales de la frente las infiltraciones se utilizan menos por la posibilidad de que el producto infiltrado se encapsule y resulte desplazado por los efectos de la gravedad.
-¿Cuáles son las ventajas de las infiltraciones respecto al hilo de oro?
-Su mayor comodidad en la aplicación. El hilo de oro exige una cirugía menor, abrir un pequeño surco para introducirlo y puede llegar a notarse al tacto. Por eso considero que las infiltraciones son más cómodas, tanto desde el punto de vista del médico que las realiza como del paciente que recurre a ellas.
-¿También son adecuadas para atenuar las patas de gallo?
-Con las patas de gallo los resultados no son demasiado buenos ya que se trata de arrugas muy superficiales y existe riesgo de que el producto infiltrado pueda apreciarse a simple vista o blanquee la zona. Por eso, para las patas de gallo solemos aconsejar el tratamiento quirúrgico con láser CO2, cuyos resultados son mejores y de más larga duración. También contamos con tratamientos de toxina butulímica, una sustancia que provoca relajación del músculo e impide que éste se contraiga, si bien la toxina también presenta limitaciones ya que en la zona del contorno de ojos sólo puede aplicarse en unos puntos determinados. Y no olvidemos que las patas de gallo pueden prevenirse parcialmente con peelings realizados por profesionales y con cremas que contengan ácido glicólico y ácido retinoico -si bien este último posee un efecto irritante- además de evitar la exposición solar y utilizar cremas hidratantes que proporcionen una fuerte protección.
-¿Con qué tipo de productos se realizan los implantes?
-Hasta ahora su usaba el colágeno de origen bovino -que ha quedado en desuso por los problemas de las vacas locas y porque exige realizar un test de alergia con dos meses de antelación- y el ácido hialurónico, un producto de síntesis creado en laboratorio que elimina el riesgo de alergias y que, al ser un componente natural de los tejidos de la piel, no produce rechazos si bien tiene el problema de su escasa duración en el tiempo, no superior a seis meses, lo que obliga a realizar retoques frecuentes ya que termina reabsorbiéndose. La última generación de productos combinan el ácido hialurónico con micropartículas y pueden durar hasta tres años. Los productos de menor duración se indican para el relleno de labios y las arrugas más superficiales; los de larga duración, que tienen una textura más densa, se usan para la zona del rictus.
-¿Podemos afirmar que estos nuevos productos carecen de efectos secundarios?
-Ciertamente su uso es bastante seguro aunque cuando aplicas los productos existe la posibilidad de que la zona se inflame, una hinchazón que no suele durar más de 48 horas y que suele ser muy moderada, sin impedir a la persona hacer su vida normal; o puedes pinchar un pequeño vaso sanguíneo y producir un discreto hematoma que desaparece a los pocos días. A largo plazo el efecto más indeseable es que el producto se encapsule y se forme una pequeña bolita que a veces sólo es apreciable al tacto. Por eso el tratamiento debe ir acompañado de un masaje firme que evite tales problemas.
-¿A qué edades comienzan a solicitarse estos tratamientos?
-A la clínica nos llegan personas de todas las edades. Por lo general, la gente más joven, entre 20 y 30 años, desea mayor volumen del labio o rellenar las pequeñas cicatrices del acné. A partir de los 40 años lo que más se demanda es el relleno de surcos y arrugas más profundas. Las infiltraciones son un tratamiento alternativo para aquellas personas que tal vez precisen un lifting pero que sienten temor ante una intervención quirúrgica y optan por un tratamiento menos agresivo que le ayude a ir paliando los efectos del paso del tiempo.
Lo bueno de estos tratamientos es que mejoran el aspecto general; la gente te ve con mejor cara pero nadie podría precisar lo que te has hecho. La infiltración tiene además la ventaja de ser un tratamiento muy cómodo que no te impide continuar con tus actividades normales y carece de los riesgos de una cirugía mayor. Son tratamientos que, en una palabra, mejoran aunque no aporten cambios radicales.
-¿Y cuántas sesiones se requieren?
-Lo normal suelen ser dos sesiones; una cuando aplicamos la mayor parte del producto y otra a los treinta días para revisar el estado general y practicar algún retoque si fuera necesario.